¿Tienes sed? Averigua porque.

¿Quién no tiene sed? Todos nosotros, todos los días. Pero, ¿qué nos da sed y cómo lo percibe el cuerpo?
La verdad es que hemos identificado la sed con la sal. En un artículo anterior explicamos en detalle por qué sucede esto, pero no es el único factor que lo provoca. La sed está controlada por muchos signos diferentes en nuestro cuerpo y, en consecuencia, por muchos mecanismos diferentes.

Además de la sal, el azúcar es otro factor. Cuando consumimos algo dulce que contiene mucha azúcar, edulcorantes o algún otro tipo de carbohidratos, tarde o temprano nos da sed. Esto se debe a que los niveles de glucosa en sangre aumentan y, si aumentan demasiado, los mecanismos que controlan nuestra sed crean un fuerte deseo de beber agua. La glucosa, para desintegrarse, necesita agua, que se bombea desde las células de nuestro cuerpo. Estas células carecen de agua con el tiempo y, como resultado, envían señales al cerebro, que a su vez nos advierte que tenemos sed. Pero el agua que excretan es necesaria para que se reponga para que nuestro cuerpo funcione correctamente, por eso bebemos agua.

Lo mismo ocurre cuando hay una mayor concentración de una gran cantidad de sustancias en la sangre.
Para que nuestro cuerpo funcione correctamente, necesita tener un equilibrio de sustancias, pero cuando faltan algunas de estas sustancias, el cuerpo se queja a su manera. ¿Y qué es eso? Sed, por supuesto.
Mencioné anteriormente algunos mecanismos que controlan la cantidad de agua que tenemos en nuestro cuerpo. Los riñones son tal mecanismo. Cuando el agua es excesiva, los riñones activan la micción, mientras que en cambio, cuando falta, alertan al cerebro de que tenemos sed. Por supuesto, no es el único mecanismo, sino uno de ellos.

La sed no solo es causada por esto, sino también por una combinación de diferentes procesos que ocurren en nuestro cuerpo, por ejemplo, durante o después del ejercicio. Cuando hacemos ejercicio, la frecuencia cardíaca aumenta y los músculos trabajan intensamente. Como resultado, nuestra temperatura corporal aumenta. Por lo tanto, se activa el sistema de refrigeración, que no es más que sudor. Cuando sudamos, por los poros de la piel salen agua y sales que nos refrescan cuando se evaporan. Pero a través de esto, tenemos pérdida de agua, que es detectada por nuestros riñones. El nivel de sed depende de la intensidad y duración del ejercicio, así como de la cantidad de agua que perdamos.

Si antes del ejercicio ya tenemos una ligera pérdida de líquidos, ya sea porque teníamos prisa por ir al gimnasio o por subir las escaleras, entonces tendremos sed durante el ejercicio. De lo contrario, si bebemos agua antes del ejercicio, teniendo así reservas, aguantaremos y tendremos sed después. Y como nuestra temperatura corporal ha aumentado, corremos a la cocina para beber agua de nuestro filtro de agua especial. Porque, como se sabe, el agua que bebemos debe ser limpia y de la mejor calidad, y esto se hace únicamente con filtros de agua especiales.

Son muchos los factores que nos dan sed. El punto es no dejar de beber el agua que nuestro cuerpo necesita, porque los riesgos por falta de agua son grandes y nuestra salud está por encima de todo.

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